A lo largo del año, son muchas las películas que se producen en España, pero en contraste con eso, no todas disponen de los recursos para dar el salto a la pantalla grande y obtener el reconocimiento de espectadores y taquilla como está sucediendo con Perdiendo el Norte de Nacho G. Velilla. La promoción gracias al apoyo de Atresmedia es hoy por hoy un recurso muy útil que pocas son las películas españolas que logran acceder donde priman los rasgos comerciales con la inclusión de un elenco de actores conocidos por el espectador. Pero el cine no sólo son películas comerciales, y España disfruta de una gran pluralidad creativa y cultural que se pueden ver en películas como Ärtico de Gabriel Velázquez. Un largometraje que retrata un valor que en estos momentos está en proceso de cambio, como es la familia. El retrato de unos personajes creados por personas de la calle marcados por la mala situación económica, el desempleo y todo bajo el marco de un un entorno idílico como ofrece la zona rural de Salamanca. Con un presupuesto de 200.000€ y con el apoyo de diferentes empresas locales, del Ayuntamiento de Salamanca, de la Diputación Provincial, de la Junta de Castilla y León y de Caja España-Duero fue el pasado año la única película que participó en la Berlinale 2014 y que obtuvo una Mención Especial del Jurado Generation. Conozcamos un poco más el proceso de producción de esta película de manos de su director.
Ártico es la tercera película con la que acabas una trilogía basada en la familia. Tuviste claro desde el principio está idea y después diste forma a las películas, ¿cómo fue este proceso?
Siempre me han gustado los temas sobre la infancia y la juventud. Imaginarme jóvenes corriendo o niños jugando en un patio. Ese tipo de imágenes me apasionan y desde mis cortometrajes procuro sacar el lado de la infancia lo más posible.
Las películas han ido surgiendo sobre la marcha. Iceberg y Ártico van casi unidas porque nada más terminar Iceberg me quedé con las ganas de contar la vida de los dos personajes más mayores, saber de sus vidas unos años después. Ya tenía hecho el casting y surgió de una manera natural. El hecho de que sean tres es una coincidencia, pero que al resultar así, se le puede llamar trilogía.
En tus trabajos utilizas siempre personas de la calle en lugar de actores profesionales para retratar tus historias ¿por qué utilizas esta opción?
Los personajes reales te dan lo que son ellos mismos. Yo trato de buscarlos en los casting o encontrarlos de manera fortuita en la calle… Si me llenan, adapto la historia a su manera de ser, a la forma en la que hablan… Un gran ejemplo es Ártico. Primero tenía a los actores (chavales de la vida real) y luego fuimos construyendo la historia según anécdotas que ellos nos contaban o siguiendo los propios pasos de sus vidas.
Yo les pregunto. Tú, en esta situación, ¿qué harías, cómo lo dirías? Y a partir de ahí creamos juntos la situación y hasta a los propios personajes.
Ártico es una película donde el entorno rural de Salamanca es el contrapunto a la vida de los personajes con unos planos muy bien escogidos para contar la historia, ¿Cómo es el proceso de preproducción de la película?
La preparación fue muy meticulosa para poder rodarla en dos semanas. Para poder hacer ese encaje de bolillos había que hacer muchos puzzles previos. Durante varios meses mi ayudante y yo estuvimos pateándonos Salamanca y sus alrededores para encontrar los sitios perfectos. Por la experiencia, procurábamos encontrar localizaciones preciosas en las que poder estar todo un día sin moverte y que diesen mucho juego con tan solo girar la cámara. Además apostamos por un estilo arriesgado, como si cada plano fuese un cuadro. En este caso, bodegones de cine negro.
¿Cómo una película española como Ártico, es seleccionada y reconocida en la pasada Berlinale?
Fue todo muy rápido. La terminé en noviembre del 2014 y el festival más cercano era Berlín. La presenté y me respondieron muy rápido. Yo solo con ir ya era feliz, pero luego encima gustó mucho nos dieron la Mención del Jurado Generation y eso fue cumplir un sueño. Luego ha ido muy bien por todo el mundo y en Toulouse gano 4 premios, incluyendo mejor película. En breve se estrenará en París y quizás se distribuya comercialmente en toda Francia.
¿Cuál es tu próximo proyecto en la gran pantalla?
Ahora mismo estoy rematando Análisis de sangre azul, sobre un cadáver que ha sido encontrado en los Pirineos. A partir de ahí empezamos a recomponer el pasado de un aristócrata inglés, que pudo ser el origen de toda una comarca. Reconstruimos los años 30 a partir de películas de 8mm. Es muy original. Estoy muy contento.
¿Cómo ves la situación actual de nuestro cine, crees que se impondrán los proyectos de bajo presupuesto cómo consecuencia de la reducción de ayudas por parte de las Administraciones Públicas?
La situación es complicada. Parece que la tendencia es hacer pequeñas películas o hacerlas muy grandes, solamente unas pocas avaladas por las grandes cadenas de televisión. Yo de momento tiro por el cine artesanal para poder sacar mis proyectos adelante.
Gabriel Velázquez (Salamanca, 1968). Ha obtenido reconocimiento a nivel nacional e internacional como productor y director. Destacando las siguientes producciones:
“Sud Express”, obtuvo el Premio Signis en la Sección Oficial del Festival Internacional de San Sebastián 2005.
“Amateurs”, repitió en el Festival de San Sebastián, dentro de la Sección Oficial Zabaltegi-Nuevos Directores. Obtuvo el premio a la Mejor Película y Mejor Director en el Festival Internacional de Cine de la Palma.
“Iceberg” consiguió la Mención Especial del Jurado en el Festival Internacional de Gijón en al año 2011.
“Ártico” cerró la trilogía de Gabriel Velázquez sobre el eje “familia versus soledad”. Se estrenó en la Berlinale 2014 donde obtuvo la Mención Especial del Jurado Generation. Además obtuvo 4 grandes premios en Toulouse, entre ellos el de Mejor Película.
Acaba de concluir la postproducción de “Análisis de sangre azul” que en breve comenzará su recorrido.
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