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La industria del cortometraje español. Parte I

Preparación plano Bad Night de Ainhoa Menéndez

Preparación plano Bad Night de Ainhoa Menéndez

Soy una gran seguidora del mundo del cortometraje. Lo he vivido tanto desde dentro como desde fuera. He estado inmersa en la producción de varios cortometrajes, también he apoyado la distribución cuando era a través de DVD de uno de ellos, he pasado por festivales como Málaga, Medina del Campo, Alfaz del Pi… y mientras mi residencia estaba en Madrid asistí a galas de Cortogenia, Semana del corto que organiza la Comunidad de Madrid y del Notodofilmfest. Conozco su funcionamiento, y por eso me lanzo a opinar que hay que modificar la percepción y el uso de este producto en relación a los espectadores y dentro del propio sector en busca de la profesionalización, que ya existe, pero es necesario exponer unas pautas generales y específicas a seguir que beneficiarán al sector pero que será la semilla necesaria para modificar el funcionamiento de la industria y por extensión del cine español.

Se nos dice hoy que si no estamos en la red no existimos pues lo mismo debería de suceder con un producto audiovisual. Si no está calificado y no esta dentro del anuario de cine de nuestro país y por lo tanto en la Filmoteca a la que se le debe de dar una copia para obtener la calificación por edades significa que esa obra no existe y cómo tal no puede obtener ningún beneficio económico. Una pena que en la nueva Ley del cine no se haya procurado una regulación de este producto audiovisual como está el largometraje y la publicidad. 

El cortometraje no se puede seguir considerando un medio o un fin exclusivo para festivales, sino un producto rentable gracias a una inversión mucho menor al que necesita un largometraje. Un primer paso sería conseguir que los diferentes agentes del sector se pusieran de acuerdo en relación al uso de este producto: productores, distribuidores, festivales, asociaciones del cortometraje, el ICAA y la Academia. Pero como siempre los intereses de unos chocan frontalmente con un beneficio plural. Una de las consecuencias de establecer normas sería el descenso en la producción de cortometrajes. Si es positivo o negativo depende del punto de vista de quién lo vea, en mi opinión si la reducción lleva implícito el dar visibilidad, rentabilidad y conocimiento de un producto me parece que el resultado está claro. Muchos se quejarán argumentando que se perderán miles de historias contadas desde un medio audiovisual, puede ser, pero si estás historias después sólo son vistas por muy pocos creo que no importa. El fin de la realización de un producto audiovisual es ser visto. Hay productos de autor que tienen un público menor que aquellos de carácter comercial, pero también tienen su público, el trabajo hoy es conseguir llegar al público con las herramientas que están a nuestro alcance. Vivimos en un momento de gran saturación de información, la imagen se ha convertido en el motor principal de difusión, hoy más que nunca se trata de conocer las pautas necesarias para comunicar y lograr llegar a nuestros seguidores. Y para eso se necesita establecer una estructura sólida y sobre todo crear eventos y acciones que sean una experiencia única y diferente potenciando la especialización sino en pocos años y lo veremos las muestras y festivales carecerán de sentido, porque las nuevas generaciones, nativos digitales no están interesados en la asistencia de un espacio físico, sino que prefieren la inmediatez y las facilidades que les ofrece Internet.

Según el Anuario del Cine Español que desarrolla el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Visuales y que está actualizado al año 2013, en España se llevaron a cabo un total de 237 cortometrajes. Estas obras son las que se les debería de dar un mayor rendimiento y visibilidad, trabajar para que así sea. 

Si bien el cortometraje nació como un elemento de aprendizaje para aquellos que querían introducirse en el sector y dar el salto al largometraje, en la actualidad valorar el corto exclusivamente con este fin es un error. Por supuesto, sigue siendo la plataforma de aprendizaje para aquellos que están aprendiendo, pero también se ha constatado que es el producto estrella en Internet, como medio de crítica social, Branded Content, herramienta pedagógica o de difusión de valores en el ámbito educativo e incluso el medio que comienza a usar directores con una amplia trayectoria y ponemos de ejemplo a Gracia Querejeta que vuelven al corto para contar determinadas historias que no les es posible en un largometraje por los grandes costes de producción.

La formación y el conocimiento de las pautas de producción son la asignatura pendiente y las diferencias son patentes entre unas CC.AA y otras, si en ciudades como Madrid o Barcelona se tiene en cuenta el planteamiento de producción, hay productoras especializadas en sacar adelante este tipo de productos, en otras y me centro por conocimiento en la provincia de Alicante el desconocimiento es brutal. Un problema donde no ayuda en absoluto la Administración que debería de implicarse como sucede en otras CC.AA porque eso beneficiaría el conjunto de la sociedad.

A todo esto debemos tener presente, que la digitalización y el acceso a las herramientas ha facilitado de forma masiva la creación de productos audiovisuales a todos los públicos. En consecuencia la línea entre obras amateur y profesionales se ha vuelto tan difusa que establecer juicios de valor en relación a calidad es imposible tanto a nivel técnico como de su historia.

Set rodaje

Set rodaje

¿Por qué realizamos un cortometraje? Creo que está es la primera pregunta a responder. Hacer un producto audiovisual necesita de un equipo de trabajo, no es una creación artística individual. Y por ello, cuando nos planteamos está realización y logramos juntar un equipo con personas que comienzan, otras que están aprendiendo e incluso aquellas que llevan ya tiempo trabajando en el sector si el fin es su difusión y comercialización creo que todos deberían de seguir las mismas pautas. No existe pautas en relación al cortometraje que tengan como base su comercialización y ese es el mayor problema, porque siempre creo que se busca justamente esto, pero como casi ningún cortometraje sigue estás pautas es imposible la ampliación de las ventanas y conseguir el valor que hemos mencionado.

Y es que la comercialización de un producto audiovisual lleva implícito una función básica e inseparable del quehacer empresarial de la industria audiovisual integrada en una labor de producción.

Hacer entender esto es una odisea y ese es el primer planteamiento y conocimiento a normalizar, la información de cómo se hace un cortometraje siguiendo unas pautas de producción, las obligaciones que lleva para con el equipo y para con el producto en relación a la Administración pues si se quiere comercializar obligatoriamente debe de haber obtenido la calificación por edades.

Una vez que hemos conseguido el conocimiento de las pautas necesarias para la producción de un producto audiovisual nos debemos de meter con sus formas de comercialización. Al igual que sucede con el largometraje las ventanas podrían ser:

  1. Festivales. Para dar a conocer el producto a nivel nacional e internacional, obtener premios y reconocimiento de los equipos de trabajo y en consecuencia valorar, su preparación para realizar nuevos proyectos de cortometraje o dar el salto al largometraje. Los mercados son muy útiles para estos menesteres y en España necesitamos también disponer de un buen mercado, pero esto no es factible si no se produce la compra de estos productos para su inclusión en canales de televisión, plataformas on-line al igual que sucede con el largometraje.
  2. Televisiones locales, autonómicas, nacionales públicas o privadas. Si las televisiones españolas no invierte un céntimo en estos productos como se puede exigir que dentro de otros marcos se lleve a cabo, es imposible. El problema cómo hemos mencionado es que no todos los cortos no han seguido las pautas de producción, por lo que la compra se hace imposible. Otro problema añadido a esto, es el de las televisiones locales que emiten un contenido audiovisual y no pagan por ellos, eso no puede ser, aquí es cuando realmente se ve cuando un producto es amateur o no. Jamás un producto audiovisual sería emitido en televisión sin la venta correspondiente de derechos de emisión.
  3. Cines. En el pasado los cines tenían la obligación por Ley de proyectar una pieza corta antes de la proyección de una película. Eran la época del franquismo y esas piezas eran del NODO o pequeños documentales. En 1981 esa ley fue derogada y para los exhibidores fue un alivio. Introducir de nuevo el cortometraje en las salas de cine puede ser complicado. A salas de cine sólo pueden acceder cortometrajes que dispongan la calificación por edades es una obligación por Ley para estos espacios, el no hacerlo puede llevar implícito problemas con la Administración. Si se proyecta un corto debe de haber un contrato entre distribuidora, exhibidora y productora, porque hay una entrada que paga el espectador, y creo que “gratis” no se querrá proyectar en un cine, no? Eso significa que se debe de modificar el precio de la entrada en taquilla que va a repercutir directamente en el espectador ¿cuánto va a estar dispuesto a pagar un espectador por ver un cortometraje que de nuevo puede ver “gratis” en un festival, muestra o on-line? La publicidad en el cine es en la actualidad una fuente de ingreso importante, igual que lo son las palomitas y demás snacks. Un problema adicional en este caso sería para los productores del cortometraje. Y es que las mayorías de salas de cine están digitalizadas y eso conlleva que la producción tiene que ser en DCP, y eso implica un coste importante a incorporar al presupuesto, pero son medias que se pueden incluir si haciendo un estudio el público estuviera interesado.

Queda mucho que hablar en relación al cortometraje, seguiremos hablado de su funcionamiento en un próximo artículo. La importancia de que el cortometraje no se vea como un producto de acceso para el espectador de manera gratuita es un punto a destacar, la educación y la concienciación ocupa un destacado papel. La importancia de la especialización de estos productos. Nosotros nos vamos a centrar en el cortometraje español aquel que busca un retorno ya sea económico o de visibilidad, pero dónde el equipo que lo conforma ya sea artístico o técnico lo que busca es poder formar parte del sector audiovisual y obtener una credibilidad como profesional con su trabajo. Y ese creo que ese es el único criterio a seguir, conocer el sector, actualizarse, mejorar y tener en cuenta los espectadores que nos llegan cuyas rutinas son completamente diferentes. Existe un abismo importante y por esta razón es importante tener presente y actualizar el funcionamiento del cortometraje en España aplicar el marketing y la comunicación, concienciar del valor del Branded Content, puede ser el primer paso en que las empresas inviertan en la creación de contenidos audiovisuales pues les puede reportar un importante beneficio que por otro lado un largometraje en España todavía no puede si no se consiguen los beneficios fiscales ect…

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2 Responses to La industria del cortometraje español. Parte I

  1. Antonio 25 mayo, 2016 at 11:53 pm #

    Menudo curro le has metido… has echo unas observaciones muy buenas…estoy de acuerdo en que los cortometrajes se deberían llevar al cine.

    • beamos 26 mayo, 2016 at 6:50 pm #

      Hola bueno todas mis impresiones se basan en la propia experiencia y en la observación del sector nacional. Hay mucho trabajo que hacer ala verdad pero es muy necesario para lograr que seamos una industria de verdad no algo a medio camino. Un saludo

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